Chamota y alúmina calcinada

La chamota está formada por partículas de cerámica pulverizada, es decir, son pequeños trozos de cerámica. 

Las chamotas, cuando se añaden a una pasta plástica, actúan como anti-plásticos y mejoran el proceso de secado porque no se contraen, dotando a la pasta cruda de una “estructura” y evitando la formación de grietas. Por eso son muy útiles a la hora de modelar piezas grandes o de paredes gruesas. Durante la cocción se mantienen como partículas refractarias y se unen al resto de la pasta por sinterización gracias a la actuación de la fase líquida de los fundentes, disminuyendo el coeficiente de expansión térmica. Los objetos cerámicos con chamota suelen tener la textura que aportan las partículas no fundidas de chamota.

Dependiendo del tamaño de las partículas de chamota, se la clasifica en imperceptible, pequeña, mediana o grande. Las pastas con chamota imperceptible pueden utilizarse para torno, ya que el pequeño tamaño de partícula no daña los dedos.

La llamada moloquita o meta-caolín es caolín calcinado a 1500ºC, es decir se trata de chamota de caolín. También se hacen chamotas de porcelana y de cualquier otra pasta o arcilla.  

La arlita es arcilla expandida muy porosa que también se utiliza como chamota. 

La alúmina calcinada, cambia su forma cristalina al calentarse y se transforma en la llamada Ɣ-Alúmina. Se emplea para añadir alúmina en la composición de los vidriados cuando ya tienen una cantidad elevada de arcilla. Al introducir parte de la alúmina en su forma calcinada, se evita incrementar la sílice y se mejora el acoplamiento del vidriado sobre el soporte. La alúmina calcinada también se emplea para proteger las placas del horno frente a vidriados que escurren.