Secado

El secado de las suspensiones utilizadas en cerámica consiste en la pérdida, por evaporación, del agua utilizada como solvente. Así, las pastas cerámicas que se han conformado en estado plástico o en estado líquido (coladas) se secan, y lo mismo ocurre con engobes y esmaltes. 

El proceso de secado provoca una densificación y por tanto una disminución de volumen o merma debido a que las partículas de arcilla se aproximan entre sí a medida que el agua se evapora. La merma que se produce depende del tamaño de las partículas de arcilla y de la cantidad de agua que las separa, lo cual supone alrededor de un 5% de merma, aunque puede llegar a ser un 8% en pastas muy plásticas con grano muy fino. 

Además de la pérdida de volumen, el secado produce cambios en el color de la pasta, rigidez y un aumento en su resistencia mecánica. Las arcillas plásticas, una vez secas son 7 u 8 veces más resistentes que las arcillas poco plásticas (por ejemplo la porcelana es extremadamente frágil en comparación a la arcilla de alfarería).

El secado de las suspensiones debe realizarse de forma lenta. Se puede realizar a temperatura ambiente o en hornos de calentamiento. 

Durante el proceso de secado, a medio camino entre la plasticidad y la pasta seca, se alcanza el llamado “estado de dureza de cuero” en el que apenas hay plasticidad pero la superficie puede ser trabajada, de forma semejante al cuero.

La velocidad del secado de la arcilla depende de la humedad de la atmósfera que la rodea. Cuando la humedad es del 100% nada se seca. Pero si la humedad del aire que la rodea es menor del 100%, el agua abandona la arcilla como vapor (cuando decimos que hay una humedad del 50%, por ejemplo, queremos decir que la concentración de vapor de agua en el aire es la mitad de la concentración máxima con la que se produciría condensación). Según se seca la superficie, sale más agua desde el interior por capilaridad. 

El principal problema que puede aparecer durante el proceso de secado es la aparición de grietas, que pueden deberse a un secado muy rápido o no uniforme, o bien a que la arcilla es muy grasa y merma bruscamente. 

Los barros rojos y algunas arcillas de bola deben secarse muy lentamente, cubriendo las formas con bolsas de plástico y evitando las corrientes de aire.  La exposición al sol puede provocar grietas en pastas de grano muy fino. 

Si una parte del objeto de arcilla se seca más rápidamente que otra, la contracción desigual entre las dos partes puede causar alabeo o agrietamiento. Esta falta de uniformidad en el secado suele ocurrir en piezas grandes, o con paredes gruesas, o con grosores desiguales en las que las paredes finas se secan antes que las gruesas. 

Si la arcilla es demasiado grasa y tiene encogimiento brusco, podemos “desengrasar” añadiendo chamota que  no sufre contracción, disminuyendo así la contracción en el secado. La chamota es muy común en objetos con  paredes gruesas.

Para arreglar las grietas se puede utilizar bicarbonato de sodio, bórax y arcilla seca del mismo tipo que la que se ha usado en la pieza, mezclando con vinagre y haciendo una pasta modelable. Si la grieta es muy profunda agregar chamota o arena de grano más grueso y hacer así una pasta. Humedecer el área con vinagre y rellenar la grieta. Cubrir después la zona reparada con un trozo de plástico para evitar que se seque rápido. 

Si queremos evitar el secado de una pieza, por ejemplo cuando la fase de modelado es larga, para mantener una pieza húmeda, se debe rociar la pieza con un aspersor, envolverla con un trapo de algodón mojado y bien exprimido y envolver todo con una bolsa plástica ajustada a la pieza. Así puede permanecer la pieza en estado plástico durante meses, repitiendo la aspersión cada cierto tiempo.

Cuando se agregan suspensiones en capas, siempre hay que intentar que las distintas capas tengan un grado de contracción similar. Si aplicamos un engobe o un esmalte sobre una pasta en estado plástico o de dureza de cuero, lo mejor es utilizar la misma arcilla en la preparación de engobes y esmaltes para que todas las capas tengan una merma similar. En caso contrario se pueden provocar desprendimientos de las capas entre sí. 

Sin embargo, cuando se añaden engobes o esmaltes sobre una pasta ya seca o sobre bizcocho, la pasta ya no merma y tan solo se contraerá el engobe o el esmalte aumentando la probabilidad de aparición de grietas. En estos casos el engobe debe diluirse mucho para evitar que la contracción que provoca su contenido en arcilla produzca grietas y los esmaltes deben contener el mínimo posible de arcillas (esmalte magro), óxido de zinc o sepiolita, a no ser que se deseen esmaltes craquelados. Si el esmalte lleva en su composición cuarzo, feldespato o carbonatos de alcalinotérreos, la contracción de secado será muy pequeña. Los esmaltes de arcilla (muy grasos) necesitan ser aplicados en capa fina para que no se separen del soporte bizcochado durante el secado. En general, una capa fina de esmalte tiene menos problemas en el secado, como ocurre cuando la aplicación se realiza mediante aerografía.

Tras el secado a temperatura ambiente, siempre queda un porcentaje del agua que se elimina, también por evaporación, en el horno, entre los 20ºC y los 150ºC ya que la ebullición del agua comienza a los 100ºC. 

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