En muchas técnicas de cocción se emplean hornos auxiliares para realizar una reducción o carbonación de baja temperatura superficial. Como horno auxiliar para la reducción se suelen utilizar bidones o pequeños hornos cerrados realizados con ladrillos, e incluso hoyos en el suelo que deberemos tapar para que se produzca la reducción. Las piezas que se quieren reducir pueden meterse bizcochadas y frías, o calientes, o incluso sacarlas al rojo vivo del horno e introducirlas directamente en el recipiente donde se va a realizar la reducción.
El “rakú” es probablemente la técnica de cocción más conocida que utiliza un horno auxiliar para la reducción final. En el proceso del rakú, la pieza se bizcocha en un horno estándar y después, tras aplicarle el esmalte, se introduce para el segundo fuego en un horno que se suele denominar “horno de rakú” que consiste en un horno, de gas o leña, que tiene un sistema de apertura fácil para facilitar el acceso a las piezas. Cuando el vidriado está en estado casi fundido y tiene aspecto acaramelado, se extraen las piezas al rojo vivo y se introducen en un horno auxiliar para realizar una reducción fuerte superficial. De esta forma, las piezas adquieren los negros y grises del humo. También se pueden obtener efectos de carbón atrapado cuando los esmaltes son ricos en álcalis, junto a los cambios de colores de los óxidos colorantes que produce la reducción. Por último, para evitar la re-oxidación se procede a un enfriamiento rápido extrayendo las piezas del horno auxiliar para introducirlas en un recipiente con agua.
Otras técnicas que utilizan hornos auxiliares para reducciones de carbonación son “Pit firing”, “Rakú desnudo” y “Cobre fugitivo” o “Cobre mate”.
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