Las materias primas son los materiales que mezclamos entre sí para conseguir las distintas suspensiones cerámicas (pastas, engobes, esmaltes, ..). En todos los casos, las materias primas, para poder ser utilizadas, necesitan estar pulverizadas, reducidas a tamaños de partícula que permitan la formación de suspensiones con las que se pueda trabajar. El proceso térmico aplicado sobre las distintas suspensiones de materias primas hace que consigamos como resultado la cerámica y los vidriados.
El resultado final depende de la composición de óxidos añadidos a través de las materias primas. Si partimos de una fórmula unitario de una mezcla en la que sabemos qué óxidos están presentes y en qué cantidad, podemos construir distintas recetas con distintas materias primas con las que se obtienen resultados equivalentes que pueden tener características distintas ya que cada materia prima tiene sus reglas propias en lo referente a temperaturas y procesos térmicos.
Muchas materias primas pueden contener el óxido que deseamos pero ese óxido puede estar junto a otros óxidos “no deseados” que pueden alterar el resultado, o puede que parte de su contenido se convierta en gases, o puede alcanzar la fusión a muy distintas temperaturas… Un óxido que forma parte de un mineral o de cualquier otro compuesto o materia prima, por el hecho de estar mezclado con otros compuestos puede comportarse de forma distinta a cuando está aislado.
Las materias primas se pueden clasificar en tres grupos: fundamentales, secundarias y auxiliares.

Las materias primas fundamentales son necesarias para realizar las suspensiones de pastas y esmaltes, y también forman parte de mezclas intermedias como barbotinas. engobes, esmaltinas, vidriados de arcilla, etc..
Dentro de las materias primas fundamentales están las plásticas, es decir, las arcillas (rocas ricas en minerales tipo silicato), imprescindibles para dar forma a los objetos cerámicos, y también de uso obligado en engobes y esmaltes.
Las materias primas fundamentales endurecedoras son rocas y minerales silicatos que aportan sílice para lograr materiales con resistencia mecánica y duraderos en el tiempo.
Las materias primas fundamentales fundentes, también imprescindibles, hacen que la temperatura de la pasta y el esmalte disminuya y sea posible elaborar cerámica y vidriados en los hornos cerámicos. Los fundentes más empleados son silicatos (feldespatos, y otros silicatos como Talco, Wollastonita, etc..), minerales/rocas y compuestos “no silicatos” entre los que destacan los carbonatos y fritas (sobre todo de plomo, boro y alcalinos).
Las materias primas secundarias son colorantes y opacificantes, y consisten en todo tipo de carbonatos, sales solubles, óxidos sintéticos, minerales y también rocas que contienen alguno de los óxidos metálicos que proporcionan color y opacidad. Se mezclan con pastas, engobes y esmaltes. También se pueden pueden preparar suspensiones colorantes que se integran con los vidriados durante la cocción. Además se pueden utilizar colorantes que se obtienen en procesos de sinterización de óxidos colorantes con silicatos, que se denominan pigmentos.
Las materias primas auxiliares son las que ayudan a formar las suspensiones, o a modificar sus propiedades. En la mayoría de los casos se trata de sustancias orgánicas que desaparecen durante la cocción. Sin su ayuda sería imposible preparar las distintas suspensiones cerámicas (pastas, engobes, esmaltes y suspensiones colorantes).
En cerámica es muy habitual utilizar materias primas de la naturaleza, presentes en nuestro entorno o en algún paraje conocido. Las arcillas naturales, pizarras, pedernales, granitos y otras rocas, así como cenizas vegetales, cenizas de huesos o polvo de vidrio son algunas de las materias primas que se suelen utilizar. En todos estos casos es muy difícil saber su composición, pero el contenido en impurezas de estas materias primas puede dar un toque personal único a nuestras obras. En la mayoría de los casos, estas materias primas locales deben ser preparadas, y en el caso de las rocas, el mayor problema es su dureza y la necesidad de triturarlas bien antes de emplearlas.
Por el lado contrario a las materias primas encontradas en la naturaleza que nos rodea están las fritas y las materias primas de laboratorio. Las fritas son una solución muy ventajosa ya que gracias a ellas se pueden utilizar materias primas hidrosolubles que no podrían emplearse al hacer una suspensión ya que se separarían del resto de la mezcla al viajar con el agua de la suspensión. Además de evitar la solubilidad en agua, las fritas, en su proceso de fabricación, ya han pasado por las reacciones térmicas que liberan gases por lo que son materias primas muy estables en su uso, y se funden de forma repentina a una temperatura determinada.
En cualquier caso, las materias primas suelen tener una composición variable que hace que la cerámica y los esmaltes puedan sorprendernos y mucho. Cuanto mejor se conozca la composición de las distintas materias primas, será más fácil controlar los resultados. Pero no siempre es posible.
Si bien los minerales y los compuestos sintéticos suelen tener una fórmula de su composición conocida, esto no es así con las rocas, de las que solo conocemos su composición aproximada, que puede ser muy distinta en distintos yacimientos. Los minerales también pueden tener variaciones en su composición. Las fritas son compuestos cuya composición se conoce de forma detallada, pero los fabricantes industriales no comparten su fórmula.